Claves para motivar a un equipo deportivo

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Para todo entrenador es esencial conocer técnicas que le permitan motivar a su equipo deportivo. Este estado de ánimo es un proceso psicológico básico que se relaciona con el rendimiento óptimo de los atletas en cualquier disciplina.

A pesar de ser una variable fundamental, existe mucho desconocimiento sobre cómo potenciar la motivación grupal. De manera errónea, se tiende a creer que esta se regula sola, pero es posible actuar sobre ella para aumentarla.

Partiendo de esto, a continuación, veremos los dos principales tipos de estímulos y cómo incidir en el entusiasmo de un conjunto de deportistas.

Motivación intrínseca, hacer deporte por el placer que produce

Quizás lo primero que nos viene a la cabeza cuando pensamos en un deportista motivado es que se esfuerza mucho porque le gusta su disciplina. En estos casos nos referimos a la motivación intrínseca, o empezar y persistir en una conducta porque proporciona gratificación personal.

Este tipo de incentivo es básico. El dolor, el sacrificio y la perseverancia llegan a ser tan grandes que tiene que haber algo que sostenga a la persona o el equipo; de lo contrario, poco a poco perderá el impulso hasta abandonar.

Un aspecto interesante a comentar es que la motivación intrínseca se relaciona con el nivel de experiencia en la competición. Es decir: a mayor nivel competitivo, más compromiso personal adquiere el atleta. Por el contrario, los amateurs necesitan reforzarlo de manera constante para no perder las ganas.

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Cómo potenciarla

Tal como se mencionó, dicha motivación se relaciona directamente con el rendimiento. Tomando en cuenta esto, veamos un listado con algunas recomendaciones para fomentarla.

1. Refuerza la cohesión grupal

Impulsar la cohesión grupal es una tarea que los entrenadores deberían trabajar en cada sesión, orientados a motivar a su equipo deportivo. El poder del grupo para sacar lo mejor de cada uno de sus integrantes se maximiza cuando la unión entre los miembros es óptima. Y para fortalecer las relaciones entre los jugadores es posible llevar a cabo las siguientes ideas:

  • Promover dinámicas en las que exista una comunicación abierta entre jugadores.
  • Hacer ejercicios en los entrenamientos que requieran la cooperación para alcanzar el éxito.
  • Dedicar un tiempo a que los deportistas jueguen. Esto permite que se relacionen entre sí en actividades más distendidas y de una forma relajada.
  • Favorecer el liderazgo compartido. Con esto, todos los miembros tienen la oportunidad de capitanear, de manera que aumenta su sentimiento de pertenencia y aprenden estrategias de solución de conflictos.

2. Utiliza técnicas emotivas

Si hay algo que caracteriza a los equipos es la cantidad de emociones que son capaces de generar entre las personas. Todo se vive mucho más intenso, para bien o para mal, cuando se es parte de la colectividad.

Por esa razón, los entrenadores deberían aprovechar esta cualidad a su favor a través de emociones positivas que favorezcan el rendimiento. La principal es la visualización. Por ejemplo, imaginar en una sesión colectiva que se consigue un campeonato deseado por todos.

3. Resalta la función de cada miembro en el equipo

La diversidad dentro de los grupos es su mejor cualidad. Cada uno de los integrantes aporta algo especial y necesario para que el todo funcione. Los instructores deberían tener esto presente y hacer esfuerzos por destacar las virtudes de cada atleta, tanto a nivel físico como en la forma de ser.

De esta manera, el deportista sentirá que es una pieza clave. Esto aumentará su entusiasmo a trabajar de modo grupal para beneficiar sus capacidades, y de forma colectiva para aportar al equipo.

4. Incorpora en los entrenamientos dinámicas socioafectivas

No hay que preocuparse solo por desarrollar la parte física. Un coach tiene conocimiento de que las relaciones y las emociones intragrupales importan, y les dan el hueco que se merecen en los ejercicios para motivar a un equipo deportivo.

Así se refleja en las dinámicas socioafectivas que se llevan a cabo al inicio o final de la sesión. Con ellas lo que se busca es desarrollar nuevos vínculos dentro del equipo, que aprendan a cooperar y que aumente su identificación con los demás.

Motivación extrínseca o el poder de las recompensas

Para motivar a un equipo deportivo no se puede dejar de lado la motivación extrínseca o externa. Se trata de regular la conducta desde fuera y abarca premios, recompensas, halagos o refuerzos que proporcionan otras personas y tienen un impacto en nosotros.

Este tipo de motivación no es malo, de hecho, en muchos escenarios del deporte es algo inevitable. Lo que sí hay que tener en mente es que es más inestable que cuando la regulación viene de dentro.

También, según un estudio de la Universidad de Flores, se vincula con el rendimiento cuando el entorno y el contexto social son facilitadores. Por ello, los preparadores deberían ser hábiles manejando este tipo de recompensas. Ejemplos de reforzadores externos que pueden utilizar para motivar a los jugadores son los siguientes:

  • Otorgar primas de dinero por ganar partidos o campeonatos.
  • Ofrecer permisos de días libre y vacaciones por victorias relevantes.
  • Considerar premios materiales (comidas, viajes o implementos deportivos).
  • Gestionar privilegios dentro del equipo, como titularidad, relevancia, capitanía y demás.
  • Hacer halagos y dar muestras afectivas frecuentes, como sonrisas, abrazos, frases motivadoras y cualquier gesto cariñoso.

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Aplicar estas claves se traduce en rendimiento e integración

Un estudio de la Universidad Central de Ecuador afirma que los entrenadores hoy en día requieren saber de anatomía, medicina, pedagogía, psicología del deporte, estadística, física, etc. Además, tienen que ser capaces de integrar todos sus conocimientos y transmitirlos de forma eficaz a sus plantillas.

Como verás, la gestión deportiva supone comprender al grupo y a todos los atletas que lo componen; es mucho más que decidir quién juega, es también apelar a técnicas para mantener el entusiasmo. Asimismo, implica regular procesos para que el conjunto rinda al mejor nivel posible.

Y si aplican los principios aquí compartidos, para motivar a un equipo deportivo, seguro que los resultados derivan en un óptimo rendimiento y una mejor forma de relacionarse en el grupo.

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